¿Se puede derrotar al régimen de Maduro?

La división de la oposición venezolana y la comunidad internacional podrían hacer que Nicolás Maduro gobierne sin obstáculos hasta 2025.

Mateo Guerrero y Nicolás Marín Navas
22 de mayo de 2018 - 03:00 a. m.
Nicolás Maduro se declaró vencedor en su primera reelección. / AFP
Nicolás Maduro se declaró vencedor en su primera reelección. / AFP
Foto: AFP - JUAN BARRETO

“Mi pensión de vejez no me alcanza para nada. Espero que el Gobierno trate de mejorar la economía”, le dijo a la AFP Miguel Medina, quien a los 61 años vio a Nicolás Maduro alcanzar su primera reelección, a pesar del aislamiento internacional y la pronunciada crisis económica que atraviesa Venezuela.

Según cifras oficiales, las elecciones de este domingo en ese país le dieron el triunfo a Nicolás Maduro con cerca de seis millones de votos a favor. Desde la distancia podría verse como un triunfo agridulce, pues el mismo reporte oficial habla de una abstención del 53,98 %, sin embargo, Luz Merly Reyes, periodista venezolana, pinta otro panorama.

Para el oficialismo, resalta Reyes, importa poco cuánta gente salió a votar; lo que realmente vale es la ventaja del 67 % que Nicolás Maduro le logró sacar a su adversario, Henri Falcón: “Estos porcentajes dan para jugar muchísimo con la propaganda del Gobierno, que dice que es un récord de diferencia”.

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“Maduro se mantiene en el poder, no importa por cuál cantidad de votos, porque en Venezuela no hay quórum de participación, por tanto, se gana con cualquier cantidad que vote y, además, la oposición no tiene una hoja de ruta”, agrega Reyes.

Por su parte, el analista político Emilio Neuel hace una lectura más optimista de la jornada del domingo: “La abstención militante del pueblo venezolano alcanzó un nivel histórico único. No fue indiferencia sino acción consciente”, dice el abogado. Según él, las elecciones abren una oportunidad para la oposición: “El liderazgo deberá remozarse. Es una necesidad impostergable. Lo exige la comunidad internacional también, la cual va a arreciar el cerco”.

Los dos adversarios de Maduro en estas elecciones —el chavista disidente Henri Falcón y el pastor evangélico Javier Bertucci— desconocieron los resultados de los comicios, un gesto que llegó tarde, pues su participación ya había legitimado el llamado a elecciones, pero en el cual algunos analistas, como el periodista Luis Daniel Álvarez, ven una convergencia que podría reagrupar a la oposición en un bloque capaz de exigir nuevas elecciones.

El lunes posterior a la jornada electoral, las manifestaciones opositoras en las calles fueron aisladas y tuvieron pocos asistentes, lo que hace pensar que es pronto para decir que del triunfo de Maduro saldrá una oposición unificada y fortalecida, una situación que se complica todavía más cuando se tiene en cuenta que la falta de unión y liderazgo no sólo se ve en la política interior venezolana.

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¿Sanciones sin dientes?

Después de las elecciones presidenciales, la polarización que provoca el régimen de Nicolás Maduro desbordó las fronteras de Venezuela. Mientras Rusia, China, Irán, Cuba y otros países latinoamericanos felicitaban al mandatario venezolano por su reelección hasta 2025, los 14 países del Grupo de Lima, entre los que se encuentra Colombia, anunciaban que desconocían las elecciones y limitaban sus relaciones diplomáticas con el país petrolero.

En la mañana, Estados Unidos también se pronunció en contra de lo que llamó una “farsa electoral” y, a través de un comunicado de su vicepresidente, Mike Pence, anunció “rápidas medidas económicas y diplomáticas” para buscar la “restauración” de la democracia en Venezuela. Esa misma tarde se limitó la venta de activos estatales de Venezuela, incluidos los de la petrolera PDVSA.

Pence aprovechó la ocasión para recordar que no es la primera vez que la administración Trump toma cartas en el asunto. Las sanciones más recientes llegaron el pasado 18 de mayo. A dos días de las elecciones, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, anunció un nuevo paquete de restricciones contra funcionarios que “explotan sus posiciones oficiales para involucrarse en el tráfico de narcóticos, el lavado de dinero, la malversación de fondos estatales y otras actividades corruptas”. En la lista de afectados, además de algunas empresas y empresarios, estaban el número dos del régimen, Diosdado Cabello, su hijo, y su esposa, Marleny Contreras, quien además es ministra de Turismo.

Para Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis, la falta de consenso internacional sobre Venezuela les quita fuerza a las sanciones. Pone como ejemplo la supervivencia prolongada de regímenes acorralados, como Cuba, Zimbabue e Irán, donde “la pregunta pasó de ser cuál es la viabilidad económica del régimen a cuál es la capacidad represiva del Gobierno para someter al pueblo, pasando trabajos y en una economía primitiva”.

Lejos de provocar la debacle inmediata del gobierno de Maduro, “es probable que cambie el mapa de actividad económica en el país. Vamos a ver más presencia de China, de Rusia y de India y más peripecias financieras para poder evadir las sanciones. Esa va a ser la futura vida cotidiana del país”, dice León, para quien esa presencia extranjera será crucial para que Venezuela realice operaciones financieras, mantenga la venta de petróleo y reciba inversiones para explotar sus recursos naturales, todo a pesar de las sanciones.

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La poca efectividad que puedan tener las sanciones puede conducir a la toma de decisiones desesperadas. Eso nos lleva a una de las inquietudes de Juan Gabriel Gómez, profesor de la Universidad Nacional: “Me preocupa que, por lo pronto, la oposición venezolana que está en el exterior viene agitando la bandera de una intervención militar como la única solución para que Maduro entregue el poder, y con un gobierno como el de Trump, buscando un escenario en el cual pueda iniciar una guerra y ganarla, Venezuela es un candidato”.

A todo esto hay que añadir los retos que un estancamiento político en Venezuela puede traer para Colombia, sobre todo en términos de migración. Para Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, lo más probable es que antes de la segunda vuelta presidencial en Colombia, la cantidad de personas que cruzan la frontera con Colombia se incremente considerablemente. La situación también preocupa al Gobierno: “Dentro del flujo migratorio, lo que más nos angustia es la salud de los venezolanos”, dijo la ministra de Exteriores, María Ángela Holguín, quien no sólo expresó su preocupación por la presión que la llegada de venezolanos puede tener en el presupuesto destinado a la salud, sino también por la llegada de enfermedades como el sarampión y el paludismo, por lo que hizo un llamado a las Naciones Unidas para establecer un corredor humanitario que permita llevar medicamentos y vacunas a Venezuela.

Por Mateo Guerrero y Nicolás Marín Navas

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