Los planes de Leonardo Martínez, nuevo rector de la U. Pedagógica

Dar continuidad a los proyectos que se vienen desarrollando hace cuatro años en la institución es uno de los estandartes de este pedagogo. Espera concretar la construcción de la sede de Valmaría y fortalecer las finanzas de la universidad a través de programas que integren a la comunidad.

Mónica Rivera Rueda
15 de junio de 2018 - 03:33 a. m.
Leonardo Fabio Martínez trabaja desde hace 14 años en la Universidad Pedagógica.  / Cortesía
Leonardo Fabio Martínez trabaja desde hace 14 años en la Universidad Pedagógica. / Cortesía

La Universidad Pedagógica Nacional tiene nuevo rector. Tras las votaciones estudiantiles y las entrevistas hechas por el consejo superior de la institución a los cuatro candidatos habilitados, se escogió al pedagogo Leonardo Fabio Martínez, un licenciado en química y doctor en educación, quien trabaja en la universidad hace 14 años. Ha sido coordinador de la Licenciatura de Química y decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología. Además, ha liderado programas de investigación enfocados en didácticas y alternativas para la enseñanza.

Dentro de sus nuevos retos, más allá de administrar una institución con un presupuesto de $120.000 millones al año y un promedio de 2.000 alumnos por semestre, está la construcción de la Facultad de Educación Física, en la sede Valmaría; la estructuración de un programa que genere recursos externos para la universidad que garantice su funcionamiento y enfrentar el consumo de droga en la institución y las manifestaciones violentas de los estudiantes, que siempre terminan en enfrentamientos con el Esmad.

Martínez asegura que continuará la línea de trabajo que ha desarrollado el rector saliente, Adolfo León Atehortúa, para centrar sus esfuerzos en mejorar la calidad académica y las condiciones laborales de los maestros.

¿Qué es lo primero que hará como rector?

De acuerdo con nuestro programa rectoral, de dignificar lo público y potenciar a la universidad, lo primero en lo que vamos a trabajar será en sostener los logros alcanzados por la universidad en los últimos cuatro años. El primero de ellos es el fortalecimiento académico e investigativo, que implica procesos de autoevaluación, es decir, a las admisiones, a los profesores, proyectos académicos y la capacidad de investigar, de tal manera que podamos lograr la renovación institucional. Además, continuaremos con la acreditación de posgrados y algunos programas que ya cumplen con las condiciones, como la Licenciatura en Filosofía.

¿Cuáles serían entonces los planes a largo plazo?

A mediano y largo plazo debemos volver a tener un liderazgo importante en el Sistema Nacional de Educadores. Por esta razón, el reto es mejorar la formación de nuestros alumnos, para que puedan impactar en las regiones a través de la proyección social con programas de formación enmarcados en el plan de desarrollo actual, que es la educación para la paz y la sostenibilidad ambiental. También buscaremos la articulación de las escuelas normales superiores, para generar procesos de profesionalización de los normalistas en el país. Finalmente, la construcción de la red de universidades pedagógicas nacionales en el campo internacional y el fortalecimiento de su imagen en otros países.

¿En que se invertirán los recursos que obtendrá la universidad de la ley que los considera Patrimonio Cultural?

El plan que tenemos es que se destinen al funcionamiento del instituto pedagógico nacional, es decir, al cubrimiento de la nómina de profesores y al mejoramiento de la infraestructura, en cuanto a mantenimiento y reparaciones de algunos espacios. Por ejemplo, podremos adecuar varios sitios para talleres y los escenarios deportivos para fortalecer las actividades recreativas y, de paso, brindar una oferta a los colegios vecinos o personas que requieran estos espacios, generando nuevos recursos para la universidad.

Una de las principales necesidades de la universidad es la construcción de la sede Valmaría. ¿Dónde obtendrá los recursos?

Ya está el plan, queda construir la Facultad de Licenciatura en Educación Física. Los recursos que destinaremos para eso provienen de la estampilla de la universidad, que este año llegará a $14.000 millones, y un crédito por $8.500 millones, aprobado por el Findeter, con lo que alcanza para construir los dos edificios en Valmaría. Para la obra hubo una dificultad en la autorización de construir en el predio, pero se logró un acuerdo con el Distrito y se cedió una parte del terreno por el que pasará una vía. Ahora se deben hacer los estudios técnicos.

Una de sus propuestas es la renovación en el sistema de contratación de los profesores. ¿Cómo se adelantará ese proceso?

Continuaremos garantizándoles a los maestros ocasionales, que son coordinadores de programas académicos, que participan en proyectos de investigación y en la junta directiva de profesores, su vinculación por 11 meses. Además, haremos el esfuerzo para mantener el mismo número de semanas de vinculación anual. Lo que no podremos hacer es agregarlos a la planta, porque la realidad financiera de la universidad no lo permite.

¿Cómo enfrentará el tema de la violencia durante las manifestaciones?

Tenemos un gran desafío de mantener la convivencia. En los últimos cuatro años disminuyeron significativamente los disturbios y las alteraciones del orden público en los alrededores de la universidad, y esto se debe a que se han hecho diferentes encuentros de convivencia con la comunidad y se han promovido otros caminos diferentes a la violencia para manifestarse, movilizaciones sociales creativas, que nos permiten demostrar que podemos tener una actitud distinta a la violencia. Promoveremos en los estudiantes que sigan manifestándose, pero de manera responsable y pacífica. Seguir trabajado en el diálogo.

¿Y con el consumo de droga?

Es un problema social muy complejo que vivimos en Colombia, en las universidades y en los colegios. Adelantamos acciones junto a la Secretaría de Salud, y la idea es que eso se tome como un problema de investigación, es decir, ver que el consumo es un problema social cultural que está asociado con factores afectivos, emocionales y económicos. Lo que queremos trabajar con los estudiantes es que ellos lleguen a cuestionar el abuso que se hace de las sustancias. Cuando esto ocurre y se transgreden los derechos de los otros es cuando se pone en peligro la institucionalidad. Es por eso que trabajamos en la mitigación del abuso del consumo y la no transgresión de los derechos de la comunidad, con una invitación a otro tipo de prácticas, como las deportivas. Sabemos que es algo muy difícil, pero necesitamos también el apoyo de las autoridades, pues nos preocupa el expendio en los alrededores de la institución, el cual poco se ha enfrentado.

Por Mónica Rivera Rueda

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