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Fracaso del globalismo

Hernán González Rodríguez
02 de junio de 2023 - 01:53 a. m.

“El globalismo es el sistema ideológico que promueve la concentración del poder a escala mundial y la transferencia de la soberanía de las naciones a entidades supranacionales, con el fin de conformar una estructura de poder global y totalitario”. En términos más sencillos: el globalismo es lo contrario del nacionalismo de tiempos pasados.

La globalización se refiere a la creciente integración de las economías de todo el mundo por medio del libre mercado, en especial por la producción de bienes, la prestación de servicios, la propiedad intelectual y las normas para la inversión extranjera.

En forma incomprensible, la mano de obra no participa hoy en la globalización, los países desarrollados poco aceptan que les exporten mano de obra. El libre mercado es el vaso comunicante del globalismo que les permite a los países ricos exportar y obliga a los pobres a importar a precios subsidiados y destructores de su aparato productivo.

La globalización está exponiendo una profunda línea de fallas entre los grupos que poseen habilidades y movilidad para progresar en los mercados mundiales y entre aquellos que carecen de esas ventajas o que perciben la expansión de los mercados libres en los países pobres como causantes de inestabilidad social o como desprecio de normas aceptadas durante siglos.

El resultado de esta contienda es una severa tensión social entre los mercados libres y grupos sociales como los trabajadores y los ambientalistas, presididos por un gobierno que entregó la autoridad a las supranacionales o a los narcotraficantes. Resultado de esta profunda falla son las gigantescas migraciones desde Latinoamérica y desde África hacia Estados Unidos y hacia la Unión Europea.

Para la ONU, inmigrante es alguien que vino al país donde vive hoy desde otro país. El emigrante es alguien que abandonó su propio país. A continuación, algunas estadísticas sobre las migraciones de la ONU, publicadas el último World Population Review.

Los inmigrantes en los Estados Unidos suman 51 millones de personas, cerca del 15% de sus 340 millones de habitantes. Le siguen: Alemania, con 16 millones; Arabia Saudita, con 14 millones; el cuarto lugar lo ocupa Rusia, con sus 10 millones de inmigrantes, esto es el 6,8% de sus 147 millones de habitantes.

Hacia otros países han salido, emigrado, en los últimos años desde: 1. India, 18 millones; 2. México, 11 millones; 3. Rusia, desde donde han salido nada menos que 10 millones. Llama la atención Rusia, país que nos proponen algunos despistados como modelo de equidad y de buen gobierno, desde donde nadie desearía salir.

Colombia. Emigrantes: 3 millones, el 5,8% de sus 52 millones de colombianos. Inmigrantes: 2,5 millones, el 4,8% de nuestra población, venezolanos en su gran mayoría. Al comparar nuestros emigrantes con los de otros países, ocupamos un puesto medio, el 85 entre 195 participantes. Pero se ha observado una tendencia a salir más y más en meses recientes que en meses pasados.

Venezuela. Emigrantes: 6 millones, el 21% de 29 millones de venezolanos, algo así como 1 de cada cinco se ha salido. Inmigrantes: 1,3 millones, el 4,4%, casi todos ellos entraron antes de la dictadura de Hugo Chávez.

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Mario(16018)02 de junio de 2023 - 06:24 p. m.
Excelente columna.
Atenas(06773)02 de junio de 2023 - 03:30 p. m.
En principio no descreo de la sana intención de la globalización como urgida manera de explorar otros métodos o caminos, más allá de los ya conocidos, pa tratar de ver o encontrar mejores medios q’ condujeran a un desarrollo más equitativo y proporcional entre naciones. Mas,¿cómo entender q’ una nación rica, la 1ª en LA, con un vulgar coronel se entregase dócil/ a la tiranía; o de otras q’ igual lo han hecho? ¿Qué tanto obedece el subdesarrollo a la pasividad de unos pueblos?
leunamuno(9808)02 de junio de 2023 - 11:43 a. m.
La globalización fue un hecho políticamente correcto, pero, arrasador para las economías ahogadas, que hoy, lo único que les sobra es gente. la reversión de la globalización no se verá políticamente, sino forzada por los hechos, en un escenario de hambre y guerra que a su vez será la clausura y entierro del rey de esta selva, el neoliberalismo.
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