En el último año, a nivel mundial, las remesas enviadas por la población migrante a sus familias alcanzaron US$669.000 millones, lo que supera la inversión extranjera directa y la cooperación internacional al desarrollo en sus países.
El potencial de las remesas familiares para mejorar las condiciones de vida en los Estados receptores, la mayoría con ingresos medios y bajos, es inmenso. En promedio se envían US$250 mensuales, lo que a su vez representa una amplia distribución de este recurso y un mecanismo efectivo para disminuir la pobreza. De acuerdo con el Banco Mundial, los Estados que más recibieron remesas, en millones de dólares, en 2023, fueron India, US$125.000; México, US$67.000; China, US$50.000; Filipinas, US$40.000, y Egipto, US$24.000.
Según el Banco de la República, Colombia recibió US$10.091 millones en remesas, el 2,7 % del PIB, ingreso solo superado por las exportaciones de petróleo, US$15.600 millones. La salida constante de connacionales hacia el exterior, cerca de 1,4 millones desde 2001, aumentará las remesas, las cuales hoy reciben 9,6 millones de personas. Igualmente, en 2023, la población migrante venezolana en el país transfirió a Venezuela US$1.700 millones.
Por este motivo, disminuir la comisión por el envío de remesas es un imperativo. A nivel mundial los montos oscilan entre el 6 % y el 25 %. Naciones Unidas ha sugerido que la comisión por envío no debe superar el 3 %. Se trata de una disminución que podría darse al recibirlas a través de los Bancos Centrales y la banca pública, en abierta competencia con los agentes privados. Del mismo modo, las remesas de trabajadores deberían ser un soporte adicional a la seguridad social y base pensional, así como para crear nuevos negocios tecnológicos transnacionales derivados de los bienes y servicios que requiere la población migrante y sus familias.
Las remesas pueden contribuir en la financiación internacional, al dar soporte a los bonos de deuda. Una experiencia positiva de su buen uso es el caso mexicano del 3 X 1, en donde, por cada dólar que envían sus migrantes para proyectos sociales, un dólar adicional es aportado por México, uno por el Estado federado y uno por la municipalidad, multiplicando los recursos para obras públicas, como vías, escuelas y hospitales. Prácticas que pueden ser replicadas en beneficio de la sociedad colombiana y su diáspora.
* Profesor, investigador y consultor internacional. Correo electrónico: javier.nino01@javeriana.edu.co