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“El arte es todo: el encuentro, las relaciones que se tejen”: Tatiana Rais

Espacio Odeón fue inaugurado en 2011, y con motivo de sus 12 años hoy se lleva a cabo el lanzamiento del libro: “Una ruina completamente perfecta: 10 años de Espacio Odeón”, para conmemorar momentos de más de una década de historia.

Andrea Jaramillo Caro
08 de julio de 2023 - 02:00 p. m.
Tatiana Rais, historiadora y cofundadora de Espacio Odeón.
Tatiana Rais, historiadora y cofundadora de Espacio Odeón.
Foto: Daniela Benedetti

Hablemos sobre el libro “Esta ruina completamente perfecta: 10 años de Espacio Odeón”.

Es un libro que empezamos a hacer a finales de 2020 como una forma de conmemorar lo que hemos hecho en términos del programa, de los proyectos y, sobre todo, como un homenaje a las personas que nos ayudaron o con las que construimos este espacio. Fue un proceso muy largo para definir qué tipo de libro queríamos hacer y, finalmente, queríamos que la historia de Odeón fuera contada por las mismas personas que fueron parte del programa. De ahí se nos ocurrió hacer un libro de entrevistas, de diálogos, de conversaciones con las personas, diferentes artistas, directores de teatro, gestores culturales y líderes comunitarios que de alguna forma han participado en el programa a lo largo de estos años y que han formado lo que es Odeón hoy. El libro está compuesto por nueve conversaciones, y cada una representa un momento o una parte de lo que es Odeón, porque Odeón tiene un programa muy variado, entran las exposiciones, el programa público, los procesos comunitarios, las obras de teatro, la feria, entonces cada capítulo rinde homenaje a uno de esos aspectos.

¿Qué es hoy Odeón?

Creo que hoy Odeón es vivo, y eso es como la sensación con la que más me quedo dentro del proceso de hacer el libro, y también ahorita en el lanzamiento, que además este se empareja con la inauguración de dos exposiciones que vamos a tener en el espacio. Pienso que Odeón es un espacio vivo, es un espacio que está en constante transformación, que busca siempre responder frente a lo que está ocurriendo en la escena del arte, pero también en la escena política, y no quedarse callado sino hablar, vivir e invitar, esa es la sensación que da el libro, compuesto por un montón de anécdotas, de voces, de personas que han vivido acá finalmente.

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¿Cómo ha sido la transformación de Odeón en los últimos 12 años?

Eso es muy hermoso de ver en el libro, porque se sienten todas las vidas que ha tenido Odeón, todas las personalidades, por así decirlo. Nosotros arrancamos Odeón en 2011, el primer evento que hicimos fue una feria de arte contemporáneo, fuimos la primera feria alternativa en el país, lo que marcó mucho el programa que hacíamos. La importancia que le damos a la feria durante la Semana del Arte de Bogotá, el tipo de artistas con los que trabajábamos, el tipo de público que llegaba a Odeón también, y en 2017 tomamos la decisión de hacer la última edición de la feria para enfocarnos más en procesos experimentales, invitar al público a tener otro tipo de experiencia que esté más enfocada en el proceso, en la interacción con el cuerpo, en alejarse de la idea del objeto, y desde ese cambio influyó mucho el tipo de exposiciones que teníamos. Arrancamos con un programa de teatro que teníamos, hacíamos por lo menos tres temporadas al año de obras inéditas que se presentaban como parte de nuestro programa de teatro. En 2016 dejamos de hacer el programa de teatro y nos enfocamos más en hacer procesos de performance, entonces han sido como unos cambios de dejar de hacer para entender otras formas de poder relacionarnos con los procesos artísticos, y uno de los cambios más grandes fue hace dos años, después de la pandemia, en la que pausamos temporalmente el programa expositivo para enfocarnos en un proyecto que se llama Espacio Comunal, que es una iniciativa que busca generar redes de afecto y redes de apoyo en los procesos de creación artística. Desde Espacio Comunal estamos trabajando con artistas también, pero sobre todo con líderes comunitarios y organizaciones comunitarias del centro.

¿Cuál ha sido la enseñanza más grande que les han dejado estos últimos 12 años de transformación y de cambios?

Diría que resistir, que no es fácil, sobre todo en Colombia. Siempre digo esto: realmente el apoyo a los procesos artísticos es muy limitado y viene sobre todo desde el sector público, el Ministerio de Cultura y de Idartes, son como las únicas instituciones que realmente están apoyando este tipo de procesos que no son museos, no es una galería, es una forma más experimental de entender el arte, y pues la lección más grande es entender que no es fácil, pero igual seguir, no rendirse y tratar de entender de qué forma un espacio puede ser como muy estático, sino estar siempre dispuestos a cuestionar, a cambiar, a parar y darles la vuelta a las cosas y no quedarse como encasillado con un mismo discurso.

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¿Qué considera que es el arte?

Es todo, es el encuentro, son las relaciones que se tejen a partir de las conversaciones que se dan cuando uno está montando una exposición; en últimas, la exposición queda y el objeto o el performance o lo que sea, la obra de teatro queda, y es lo que ve la audiencia, pero para mí, y sobre todo haciendo el libro, es darse cuenta de todo lo que hay detrás de eso, y para mí eso es una parte, no sé si es lo que defino como arte, pero es una de las cosas que me parecen más emocionantes de trabajar y de hacer proyectos es justo eso, las posibilidades que surgen cuando uno invita a alguien a participar o a hacer un proyecto.

¿Cuál ha sido como el mayor desafío al que se han enfrentado tanto con el libro y desarrollando Odeón?

Uno de los retos más grandes haciendo el libro fue justamente que, como es un libro creado a partir de conversaciones, además de transcribir y editar las conversaciones, debíamos entender o darle sentido a esa conversación dentro de un esquema más grande y poder utilizar las conversaciones como un detonante para contar lo que ha pasado en Odeón. Al final el libro termina teniendo una sección de anexos enorme, en donde hay referencias para poder indagar más sobre las cosas que se están conversando, lo que implicó una cantidad de leídas y de repasadas para poder darle ese sentido, como que tuviera también un respaldo de que no es solamente una conversación, sino que la conversación termine ofreciendo una visión de lo que ha sido Odeón, pero igual un poco lo que ha pasado en el arte contemporáneo en Bogotá estos años. El reto más grande, y eso sí pienso que es el que compartimos con todos los que estamos en esto, es la financiación y realmente poder mantener el programa vivo y poder ofrecer unas condiciones justas y dignas de trabajo para las personas que firman parte del equipo, así como para los artistas que invitamos a participar. Ese es un reto enorme, es muy difícil conseguir la financiación, es muy difícil poder ofrecer las condiciones justas que sería el ideal del que uno quiere trabajar, y ese es un reto enorme, porque incluso habiendo las becas, que es lo que sostiene en gran medida el programa, uno tiene que siempre desarrollar un programa para la beca, no hay ninguna institución, ningún mecenas que financie o que le interese apoyar los proyectos por lo que son, algo muy complejo y agotador.

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De los momentos y diálogos que componen el libro, ¿cuál es su favorito?

La verdad que todos, todos tienen algo muy especial porque narran un momento en la historia. Por ejemplo, tenemos una conversación sobre el proceso de exposiciones que sostuvimos entre la curadora de Odeón, Alejandra Sarria, y los artistas Juan David Laserna, Ana María Montenegro y Fidel Lagos, y en ese momento era importante poder tener la oportunidad de escuchar o leer la perspectiva que tienen ellos sobre el espacio, sobre su carrera, es muy bonito. También tuvimos una conversación sobre la feria, que me pareció muy importante tener, porque finalmente a pesar de que ya llevamos casi 6 años sin hacerla y alejados un poquito de ese mundo comercial del arte, en esa conversación está Steven Guberek, Pili Estrada y Juliana Steiner, que fue una de las cofundadoras, y fue un momento de acordarse de lo que hemos hecho y de lo que ha significado Odeón para un montón de personas, que quizás no es tan evidente para uno metido en la gestión en el día a día del proyecto. Creo que casi todas las conversaciones tienen eso de acordarse de la red que se ha construido, de la cantidad de personas que han hecho parte de esto y eso ha sido muy lindo.

¿Cuál cree que es la importancia de tener un espacio como Odeón?

Creo que la importancia de Odeón ha sido y un poco eso es el mensaje que siento que queda en el libro, de nuevo para utilizar la palabra resistir o proponer algo distinto, tenemos un privilegio enorme de tener un edificio de patrimonio, un edificio de 1500 metros cuadrados, un edificio que está en la puerta de la Candelaria, en toda la avenida Jiménez con quinta y eso no es gratuito. No es lo mismo tener un edificio, acá que tener un espacio de arte en otra parte de la ciudad y para nosotras pensar el programa desde ahí y pensar el programa desde un lugar de encuentro, más allá de lo que circule de los proyectos, de las exposiciones, de la cantidad de artistas que vienen. Para nosotras lo que ha sido importante de construir el programa es justamente ofrecer un espacio de encuentro, un espacio de experimentación, un espacio en donde a los artistas que se invitan y a las personas que vienen a proponer proyectos como se les da un poco carta blanca y se les da todo el apoyo para poder hacer unos proyectos que difícilmente podrían hacer en otros lugares, tanto por las condiciones espaciales, pero también por las condiciones programáticas, porque no tenemos un enfoque comercial. No tenemos un enfoque en donde se espera que los artistas de alguna forma tengan que vender o tengan que contribuir en algo, sino simplemente un lugar de juego al final y creo que eso hace también que se puedan tejer las relaciones que se han tejido.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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